Las crisis en política siempre se pagan
La crisis de Madrid, evidentemente, se vive mal fuera y dentro de Madrid y pone de manifiesto la incapacidad de dirigir y gestionar diferencias que son propias y naturales dentro de la izquierda alternativa. Una izquierda plural que proviene de diferentes luchas y sensibilidades y que se une en torno a un programa transformador.
La pasión por nuestras ideas, el análisis riguroso y crítico de la realidad son valores consustanciales a la izquierda transformadora. Pero si no se saben medir buscando espacios de debate sincero, de confluencia, de consenso, de aceptación de la diferencia con normalidad y de aceptación, al final, de la opinión de la mayoría, o sea de la democracia limpia... acabará en crisis interna.
Claro que las crisis son también consustanciales a la convivencia, a todos los nivel, ya sea ésta en el ámbito personal-privado o en el ambito colectivo-público. No hay que dramatizar los problemas de convivencia, sino canalizarlos y buscar una salida que nos permita convivir, con metodos de resolución claros. Y esto depende de una buena dirección y de una buena gestión interna de la convivencia.
Desgraciadamente todo esto no se ha dado en Madrid y el conflicto ha adquierido dimensiones grandes porque, entiendo yo, las partes no tienen voluntad de superar la crisis y si no existe voluntad el problema se alargará y terminará con una debilidad organizativa y de proyecto político.
Pienso que los conflictos hay que resolverlos, no agravarlos y que la salida a los medios de comunicación (afines, por otra parte al sistema) sólo los empeoran.
Compartir