Tiene toda la razón. Albacete no ha sabido solucionar adecuadamente el tema de las terrazas, y pienso que es porque los políticos han visto en ellas más un incordio y una fuente de ingresos municipales que un elemento fundamental para hacer atractivo el centro de la ciudad.

Desde la perspectiva de una ciudad concebida para el automóvil, se ven las terrazas como elementos problemáticos que dificulatan la movilidad, utilizan el espacio público, y por lo tanto hay que gravarlas con elevados impuestos y dificultar su instalación y explotación. 

Mi punto de vista es muy diferente. Parto de que el centro urbano de Albacete debe estar enfocado fundamentalmente a la convivencia, al ocio y al comercio. Debe evitarse en lo posible la circulación de automóviles por el centro, tendiendo hacia la peatonalización.

Pero para que el centro peatonal resulte atractivo para los ciudadanos, para que sea un polo de atracción que se llene de vida urbana, de relación personal, de comercio y de ocio no podemos limitarnos a cerrar las calles al tráfico. Hay que "vestir" calle: flores y plantas, bancos donde sentarse, pequeñas fuentes, rincones dnde conversar... y en este plan un elemento fundamental son las terrazas. Albacete tiene un clima que permite, durante buena parte del año, disfrutar de una buena conversación, la lectura de un libro o simplemente la contemplación de la vida urbana, sentado en una terraza con una taza de café, un aperitivo o una comida. Es un servicio que contribuye a elevar la calidad de vida ciudadana y que, por lo tanto, hay que promover e invcentivar. Naturalmente, el uso de la vía pública debe ser proporcionado, no debe producir molestias innecesarias, debe producir una contribución positiva al ambiente urbano y debe estar justamente gravado para contribuir al mantenimiento de la vía pública en que se ubica. Pero, como digo, desde la perspectiva de que las terrazas son un beneficio para la ciudad y para los albaceteños, que conviene potenciar y optimizar.