Pregunta para Parlamento de Galicia

¿Por qué no se tiene en cuenta la movilidad reducida a la hora de diseñar espacios públicos? Las barreras arquitectónicas solo provocan exclusión

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Feder . Pregunta de Feder .

Soy Feder, tengo 23 años y hasta los 13 años pude andar sin problemas. Sin embargo, una enfermedad me hizo necesitar una silla de ruedas para moverme. Desde entonces, mi vida no ha dejado de ser normal: estudio, salgo con mis amigos, disfruto de mis hobbies y me siento joven, igual que cualquiera de mi edad. Pero hay algo que me hace sentir que aún no vivimos en una sociedad realmente inclusiva: la falta de adaptación de los espacios públicos para las personas con movilidad reducida.

Tras estos años usando silla de ruedas, he aprendido lo difícil que puede llegar a ser desenvolverse en el día a día si el entorno no está preparado para nosotros. Por ejemplo, ir a comprar el pan, hacer recados o disfrutar de un paseo con amigos se convierte en un reto constante debido a las barreras arquitectónicas que siguen existiendo en las ciudades. La mayoría de la gente no se da cuenta de estos obstáculos. Yo antes de necesitar la silla de ruedas nunca los notaba. Un simple escalón era algo completamente irrelevante, pero ahora, si no hay rampas, o si no hay accesos adaptados, mi vida se complica.

Y no solo son los escalones. Hay lugares sin baños adaptados, puertas que no tienen el tamaño adecuado, espacios donde no cabe una silla de ruedas. En muchas ocasiones, incluso al reservar un apartamento de vacaciones o un local para salir, tengo que preocuparme de si será accesible o no para mí. ¡Todo esto hace que mi vida, y la de otras personas en mi situación, sea más difícil de lo que debería ser!

Quiero aclarar algo: las personas con movilidad reducida no somos diferentes. La silla de ruedas no nos define. Somos personas, con los mismos derechos, intereses y deseos que cualquier otra. Y aunque a veces la sociedad nos vea como un "colectivo" diferente, lo que realmente necesitamos es que se nos reconozca como lo que somos: personas comunes que, como todos, merecemos una vida digna, llena de oportunidades y sin obstáculos físicos innecesarios. A veces el lenguaje refleja esa idea de exclusión, pero el cambio debe comenzar por reconocer nuestra igualdad.

La clave para que esto suceda es la inclusión social. No solo debemos luchar por un entorno adaptado, sino también por un cambio cultural que nos permita vivir sin ser etiquetados ni discriminados. Las barreras no solo están en los edificios, sino también en las mentalidades de quienes nos rodean. Necesitamos que la conciencia social cambie para que las políticas públicas también lo hagan. Para lograrlo, es esencial que los espacios públicos sean diseñados teniendo en cuenta a las personas con movilidad reducida desde el principio.

Pido que se tomen medidas concretas, que los gobiernos y las autoridades competentes se comprometan a hacer de las ciudades un lugar accesible para todos. Es hora de que cada decisión, ya sea urbanística, arquitectónica o legislativa, tenga en cuenta nuestras necesidades. No se trata solo de leyes, sino de su implementación real. De nada sirve que existan leyes inclusivas si no se llevan a cabo.

Necesitamos visibilidad para que nuestras reivindicaciones lleguen a las instituciones. Solo con el apoyo de todos, lograremos que las autoridades actúen y nos den la oportunidad de vivir en un mundo realmente inclusivo. ¡Por una inclusión real!

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Pregunta dirigida a: Parlamento de Galicia

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