Pregunta para Parlamento de Catalunya

El año pasado nuestra hija Laura se quitó la vida debido al ‘presunto’ acoso escolar que recibió. Iba al colegio concertado religioso Sagrada Familia de Cornellà. ¡Firma para hacer justicia!

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Somos Antonio Espinosa y Yolanda Sancho, padres de Laura, una preciosa niña de 14 años. El 26 de enero de 2020 nuestra hija decidió acabar con su vida debido al ‘presunto’ acoso escolar que recibió durante toda su etapa educativa sin que nadie hiciera nada para ayudarla. Iba al colegio concertado religioso Sagrada Familia de Cornellà de Llobregat (Barcelona). ¿Cuándo se aplicarán realmente los protocolos contra el acoso escolar?

En casa Laura era una niña feliz, nadie nos contó el infierno que pasaba cuando iba al instituto. Solo con los primeros indicios deberían de haber aplicado un protocolo contra el acoso escolar, pero para salvar su reputación nadie en el centro hizo nada. La niña tampoco daba indicios en casa a pesar de que intentamos hablar con ella varias veces. 

Un día nos llamaron desde el centro porque vieron que tenía unos pequeños cortes en las muñecas. Fue entonces cuando empezaron las autolesiones y con ellas aumentó nuestra preocupación. Fuimos a hablar con la psicóloga que trabajaba allí varias veces para que nos orientara, pero lejos de eso solo minimizó el problema: “nos os preocupéis, es una fase, lo hace para llamar la atención”.

Laura no aguantó más la presión y se quitó la vida. Dejó varias notas escritas en las que explica que el motivo de su muerte había sido el acoso escolar. En una de ellas decía: “Ojalá que mi muerte sirva para que esto no le pase a nadie más”. 

Nos hemos sentido abandonados tanto por parte de las instituciones como por parte del centro. Tras años llevando a nuestros dos hijos a estudiar allí prácticamente ninguna familia ni ningún docente nos ha llamado para hablar de lo ocurrido. Siempre han negado que el ‘presunto’ acoso escolar tuviera algo que ver en la muerte de Laura. Incluso en el propio tanatorio la psicóloga nos preguntó si habíamos tenido alguna pelea fuerte en casa, como si ella no supiese todo lo que la niña llevaba detrás.

Los Mossos d'Esquadra tampoco nos han ayudado, ni siquiera abrieron una investigación. Entraron a la habitación de la niña, se llevaron un par de cosas y escribieron un informe. Fuimos nosotros los que nos encargamos de poner la habitación patas arriba y encontramos aquellas cartas que tenía guardadas en su agenda escolar y en la mochila con la que iba a clase. En ellas hacía referencia a varios compañeros que “le hacían el vacío, le insultaban e incluso le escupían”. En todo caso, dejaba claro el ‘presunto’ acoso que había recibido dentro del centro y el abandono que había sentido. 

Tras esto, interpusimos una denuncia en el Juzgado de Menores y aún estamos esperando que se acepten las cartas como prueba. En un principio no lo hicieron porque los informes policiales ya estaban cerrados. Mientras tanto, el centro sigue llevando a cabo el mismo modo de actuación frente al resto de alumnos sin que nadie haya salido perjudicado.

Lo cierto es que el de Laura no ha sido un caso aislado. Cada dos horas y media una persona se quita la vida en España. Desde hace 15 años la tasa se mantiene en una media de 3.500 al año. De esta manera, los fallecimientos por suicidio duplican a los accidentes de tráfico y superan en 11 veces a los homicidios. El acoso escolar sigue siendo una realidad que afecta enormemente a miles de niños, niñas y adolescentes. Por favor, necesitamos que se tomen medidas para acabar con esto. ¿Dónde están los protocolos de actuación de los que tanto se habla?

Necesitamos que los políticos del Parlament de Catalunya escuchen nuestro caso y que tomen cartas en el asunto. El centro educativo ha quedado impune mientras que nuestra hija ha muerto. ¿Cuántos más tienen que morir para que se empiecen a tomar medidas?

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