Pregunta para Diputación de Zaragoza
La sexualidad nos acompaña y evoluciona a lo largo de nuestra vida ¿Cuándo se va a entender como algo fundamental sobre lo que necesitamos tener los conocimientos necesarios desde pequeños para ser adultos más tolerantes y abiertos?



Mi nombre es Eva Guijarro, tengo 28 años, y soy psicóloga especializada en sexología y terapia de parejas.
Creo que la visibilidad de la importancia de la sexualidad ha evolucionado bastante en estos últimos años, pero le sigue quedando un largo camino por delante para que llegue a normalizarse y entender que es un área más de nuestra vida y que como tal, deberíamos tener conocimientos sobre ella. Por supuesto, a esto no ayuda que la educación sexual que se sigue impartiendo sea escasa.
Al no recibir este tipo de educación por parte de nuestros padres y madres, ni por parte de las instituciones, como los colegios, seguimos llegando a la vida adulta con desconocimiento, prejuicios y tabúes sobre esta área.
Cuando se habla de educación sexual parece que lo primero que nos viene a la mente es “la charla sobre sexo”, cuando realmente, eso es una pequeña parte de todo lo que abarca, ya que son muchos los temas que están relacionados con nuestra sexualidad y la forma que tenemos de relacionarnos con los demás.
La educación sexual es necesaria incluso para los más pequeños. Muchos padres y madres tienen pensamientos a este respecto del tipo “para que le voy a hablar de eso si aún es pronto” o “no quiero sacar el tema para que no despierte un interés temprano por ello”. Si analizamos el trasfondo de estas frases, vemos que hacen referencia a que hablar de sexualidad es lo mismo que hablar de relaciones sexuales. Sin embargo, cuando hago referencia a la educación sexual en la infancia no me refiero a enseñar qué es un preservativo o para que sirve, al igual que tampoco le enseñaría a un niño o niña de primaria a hacer trigonometría. Cada cosa a su tiempo.
Por ejemplo, un padre o una madre que desde que cambian el pañal a su pequeño/a, se habitúan a hablarle diciéndole “vamos a limpiar la vulva, el pene, etc.”, ya lo están incluyendo en su lenguaje habitual. Con lo cual, será mucho más fácil para ellos utilizarlo de manera cotidiana y para el niño/a, acostumbrarse a escucharlo, reconocerlo y posteriormente utilizarlo.
O qué me dices de ese momento tan temido de la pregunta “¿de dónde vienen los niños?” ¿Cuántas historias inventadas hemos oído al respecto por no saber abordar el tema con la naturalidad que deberíamos darle? Utilizar el lenguaje que hace referencia a la sexualidad de manera cotidiana hace ver a los/as menores que la sexualidad no es tabú y que pueden confiar en sus progenitores cuando quieran saber más sobre esta temática (algo fundamental para la prevención del abuso infantil).
Un niño bien informado se convertirá en un adolescente capaz de tomar mejores decisiones y en un adulto más consciente y responsable. Por lo tanto, la educación sexual se podría dar desde la etapa infantil en casa y además de manera posterior, desde primaria en las escuelas mediante profesionales en la materia como somos los sexólogos/as.
Además, siempre hay algo que me gusta recordar, y es que nunca es tarde para aprender. Por eso, siempre que queramos mejorar en el área de la sexualidad, nuestra educación sexual, o nuestras relaciones de pareja, podemos acudir a un profesional dedicado a la sexología.
Puede que haya personas que piensen que quitaría tiempo lectivo a otras asignaturas esenciales como lengua o matemáticas, pero otros muchos también pensamos que el currículo escolar que se imparte va quedándose cada vez más obsoleto y que deberían impartirse también conocimientos que nos enseñaran a ser más funcionales en nuestra vida adulta.
Esta educación puede ayudar a prevenir el abuso infantil, algo que es una realidad invisibilizada, pero que ha crecido en un 300% en nuestro país desde el año 2008 al 2020, según datos de la Fundación ANAR. La educación sexual también nos puede ayudar a prevenir la violencia machista, a mejorar nuestras relaciones interpersonales, a visibilizar la diversidad de cuerpos y orientaciones y su consiguiente aceptación.
Hablar de educación sexual también es hablar de prevención y salud sexual, de placer y deseo, de derechos, de consentimiento y de respecto. Es hablar de relaciones sanas, de igualdad de género y de autoconocimiento. Y por supuesto, es romper mitos y creencias erróneas que lo único que hacen es perjudicar nuestra salud, nuestro bienestar y fomentan diferentes formas de violencia y discriminación. Como se puede ver abarca numerosas temáticas, y es importante saber que incluso cuando no hablamos de ello, estamos educando y transmitiendo el mensaje de que es algo malo de lo que no se puede hablar y seguimos perpetuándolo como algo tabú.
Cuando somos pequeños/as no tenemos desarrollados todavía estigmas ni tabúes. Es la sociedad y nuestro entorno quienes nos los van inculcando poco a poco. Es por eso que, cuanto antes aprendamos a tener una mirada abierta y un conocimiento adecuado, menos prejuicios, presiones y estigmas desarrollaremos en el futuro.
Por eso me gustaría animar a todas las personas que puedan estar leyéndome a que traten la educación sexual como un área más de la que se pueda conversar con amigos o en el ámbito familiar, sobre todo si tienen menores a su cargo. Inicio esta campaña de firmas para iniciar diálogo con políticos de la Diputación de Zaragoza para que se refuerce la educación sexual porque la única manera de solventar esto, como digo, es dando una educación desde la infancia basada en la igualdad de género y haciendo ver a nuestros pequeños/as de hoy que pueden ser los adultos que quieran ser en el mañana, y que su sexo no debe ser algo que les condicione para ello.