Sufrir acoso escolar y no tener un acompañamiento hizo que tuviera otros problemas durante mi adolescencia e incluso en mi adultez. ¿Por qué no se fomenta más la educación emocional en las escuelas?
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Eva Candela

El Departament d'Educació establece normativamente que todos los centros educativos tengan Planes de Convivencia que han de incluir las acciones necesarias que faciliten la resolución de conflictos


Históricamente la escuela se había centrado principalmente en los aprendizajes y en los contenidos curriculares. En la actualidad cualquier profesional de la educación, es consciente que el desarrollo de la inteligencia emocional de sus alumnos/as, es una parte muy importante de su responsabilidad como docente. Los/as  niños/as deben de gestionar sus emociones y comprender las de los demás, para ello se han de trabajar los objetivos orientados a la empatía, la interacción social, el respeto a la diversidad y la diferencia, la adquisición de valores democráticos y la gestión de las emociones y los sentimientos. Para que el personal educativo tenga competencias en estos aspectos es necesario un plan de formación continuado, y un acompañamiento profesional en el desarrollo de los programas de inteligencia emocional.

En la actualidad se considera que una buena educación emocional, proporciona un bienestar psicológico que facilita un mayor éxito en la vida a todos los niveles. Es un proceso de aprendizaje permanente a lo largo de todo el ciclo vital.

El acoso escolar es una situación de maltrato físico, psíquico o sexual contra una persona en edad escolar y que tiene consecuencias físicas y psíquicas en las victimas. La aparición del ciberbullying, ha agravado estas consecuencias ya que muchas veces se hace desde el anonimato y el acoso perdura en el tiempo. Sin duda una de las herramientas para combatirlo es la prevención. La Unesco, en un reciente informe, ya afirma que el bullying y el ciberbullying son un problema global y que es urgente la adopción de medidas en todos los países.

El Departament d´Educació establece normativamente, que todos los centros educativos tengan Planes de Convivencia, estos han de incluir las acciones necesarias que faciliten la resolución de conflictos y la protección de todos los miembros de la comunidad educativa. También la mayoría de centros, trabajan dentro de sus programaciones educativas, acciones y estrategias de desarrollo de la inteligencia emocional.

La Generalitat de Catalunya tiene establecido un Programa d’Escoles Lliures de Violència, con una Unitat de Suport a l´Alumnat en Situació de Violència (USAV) y una web app de denuncia del acoso. Los objetivos son la  prevención, el tratamiento y el seguimiento de los casos de violencia en el ámbito educativo.

En definitiva tal como se afirma en la pregunta el desarrollo de programas basados en la educación emocional, y la orientación y acompañamiento a las familias, son la mejor estrategia para prevenir y actuar contra el acoso escolar.

El Congreso de los Diputados ha aprobado a propuesta del Gobierno la Ley Orgánica de l Infancia y de la Adolescencia contra la violencia. Es un texto pionero a nivel internacional que situa a España a la vanguardia de la protección de los derechos a la infancia y la adolescencia frente a todo tipo de violencia, acoso y ciberacoso. En dicha Ley se recogen medidas para la prevención sensibilización, detección y protección de las víctimas.

 


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Eva Candela
 Pregunta Sufrir acoso escolar y no tener un acompañamiento hizo que tuviera otros problemas durante mi adolescencia e incluso en mi adultez. ¿Por qué no se fomenta más la educación emocional en las escuelas?

Me llamo Jordi, soy de Barcelona y trabajo de presentador de radio y televisión. En general, pienso que tuve una infancia feliz y que fui un niño muy alegre. Me sentía bien con mi familia, veraneando en el Montseny… Tengo recuerdos muy bonitos. El único contexto en el que tuve problemas fue en el colegio, y todo eso, por supuesto, me marcó mucho.

A partir de los ocho años empecé a sufrir acoso escolar. Me insultaban por ser un niño que “hacía cosas de niña”: me juntaba con las niñas, era muy expresivo gesticulando (y lo sigo siendo), me gustaban las Spice Girls, llevaba ropa diferente… Para mí fue muy duro ver que no podía ser yo mismo sin que me discriminaran. Ser diferente hizo que me sintiera como si tuviera una tara. Como si fuera un error.

Yo me rebotaba contra mis acosadores, también insultaba y hacía comentarios fuera de lugar para defenderme. Con esto quiero decir que yo tampoco lo hice bien, y es algo que me lleva a reflexionar muchas veces. El acoso se prolongó hasta la ESO, y yo cada vez me rebotaba más y me encontraba en situaciones más tensas, en las que pasaba mucho miedo.

Finalmente, en 4º de la ESO, a raíz de un conflicto entre mi mejor amiga y yo y mis abusadores, y después de una charla con profesores y padres de alumnos, vimos que la mejor opción era cambiarnos de centro, y así lo hicimos. Cursé el bachillerato en otro instituto, donde me sentí mucho más acogido. Además, conocí un grupo formado por personas del colectivo LGTBI, algo que me ayudó a conocerme y comprenderme a mí mismo, y a desaprender muchas cosas.

Aunque encontré un nuevo camino en el que sentí que podía ser yo mismo, las vivencias que tuve y, sobre todo, no tener las herramientas para gestionar todo lo que sentía, me llevaron a desarrollar conductas, tomar decisiones y, en definitiva, vivir situaciones complicadas en mi adolescencia, e incluso mi adultez.

En realidad, no fue hasta hace pocos años que empecé a deconstruirme, trabajarme y ver cómo el tema de la salud mental se va desestigmatizando poco a poco. Eso me ha llevado a poder entenderme, y entender por qué me había acostumbrado a hablarme y tratarme tan mal. Me habría gustado disponer, mucho antes, de información de la que dispongo actualmente. Si todo lo que he aprendido ahora lo hubiera sabido cuando tenía 18 años, me habría ahorrado muchísimos problemas. 

Ante esto, quiero dirigirme a las instituciones para que se fomente la educación emocional y el acompañamiento en las escuelas. Esto ayudaría, por un lado, a prevenir situaciones de bullying y, por otro lado, romper con estereotipos de género que nos llevan a situaciones de homofobia o machismo como las que viví yo.

Una buena educación emocional hará que en el futuro tengamos a personas brillantes, felices y respetuosas. Si no trabajamos en ello, seguirá habiendo adultos que llevan un monstruo dentro, y me refiero tanto a los que han sido acosadores como a los que hemos sido víctimas.

Enviada por
Jordi Gómez Jordi Gómez
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18.05.2021

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