Se trata de una pregunta interesante, ya que las circunstancias influyen en la valoración de los casos. De hecho, justo detrás de mi casa unas familias ocuparon un edificio pequeño de viviendas vacías propiedad de una entidad financiera, y mi posición fue de simpatía inicial hacia ellos.

Sin embargo, creo que no se deben tolerar acciones que generen un agravio comparativo. Millones de familias pagan religiosamente su hipoteca (hay más de seis millones de hipotecas vidas en España) o su alquiler mensual. Por lo tanto, mi simpatía como ciudadano y como político está siempre del lado del que cumple con sus obligaciones, ya que este cumplimiento colectivo es lo que permite tejer una red de confianza, base de la prosperidad social.

Es fácil argumentar la desesperación y la angustia, pero casi siempre hay recursos a los que acudir. Y digo "casi siempre", porque soy muy consciente de que efectivamente hay situaciones brutalmente desesperadas. Cuando una familia tiene que recurrir a una ocupación, sin duda es por un fallo de las instituciones. La ocupación sólo puede ser un último recurso, siempre temporal o transitorio, motivado por la urgencia. Sólo en estas complejas circunstancias estaría dispuesto a estudiar su justificación.

Muchas gracias por su pregunta.