Pregunta para Parlamento de Catalunya

Sin detección precoz e investigación, ningún paciente de cáncer tiene futuro. ¿Cuándo se resolverán los grandes vacíos de la lucha contra el cáncer?

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Hola a todos, 

Soy Loli, vivo en Sant Pere de Ribes y estoy hoy aquí para narrar historia y, con ella, tratar de hacer un pelín de justicia, pero sobre todo, tratar de animar y enviar un empujón de ilusión a todas aquellas personas que se encuentren en una situación similar y a los que a días se les nuble la esperanza. 

A mis casi 50 años (que cumpliré el mes que viene), estoy enfrentándome a un cáncer de útero con metástasis extendida en más partes del cuerpo de las que me gustaría numerar. Mi diagnóstico es complejo y poco favorable, soy consciente, pero afortunadamente sé que están y estoy haciendo todo cuanto se puede por proyectar un porvenir positivo y favorable. Estoy contenta y soy fuerte, nada me va a parar. 

Sin embargo, no todo el camino hasta aquí ha sido así. De primeras, en septiembre de 2020, me trataron en una clínica privada, y creo firmemente que lo que cometieron conmigo fue una negligencia médica en toda regla. Tenía unos sangrados muy abundantes, y mi médico por aquel entonces solo lo achacaba a la menopausia. Me recetó anticonceptivos en diversas ocasiones sin ver mejoría alguna. Hasta que un día, en marzo de 2022, me atendió otro médico. Él lo vio. Había un quiste en mi ovario y decidió hacer una biopsia intrauterina. Tras la biopsia se confirmó. Tenía cáncer de útero en fase IV con metástasis en muchas zonas del cuerpo. De ahí la importancia de la detección precoz y un diagnóstico a tiempo. 

Automáticamente él me derivó al Hospital Vall D’Hebron para que me tratasen allí. Desde que llegué al hospital me siento tranquila, soy consciente de que estoy en muy buenas manos. El trato y la atención es inmejorable y siempre estaré agradecida. Recibí tratamiento de quimioterapia y recientemente he recibido 25 sesiones de radioterapia. La forma de proceder ahora pasa por esperar y ver cómo continuamos con el proceso. La metástasis es difícil de parar, pero en ello estamos. 

Y, por eso, desde aquí, mientras lucho contra este cáncer, quiero reivindicar tres prioridades claras. En primer lugar, más apoyo psicológico para los pacientes oncológicos y sus familiares. En mi caso, me siento fuerte y optimista, pero no todos los pacientes pueden afrontarlo así. La actitud es la llave maestra para los grandes retos de la vida y, sin ella, luchar se torna imposible. Por ello necesitamos más atención psicológica, continuada y disponible también para nuestros familiares, que sufren tanto o más que nosotros sin saber realmente cómo actuar en este revés de la la vida. 

En segundo lugar, me gustaría reivindicar el desamparo económico al que nos vemos abocados los pacientes oncológicos durante los tratamientos. Yo era comercial, y una parte importante de mis ingresos procedían de incentivos, que ahora obviamente no cobro. Si a la reducción de ingresos se suma el gasto que conlleva acudir de forma periódica al hospital, las cuentas difícilmente salen. ¿Cómo es posible que no existan ayudas para este tipo de casos?

Y, por último, destacar que, sin investigación, ningún paciente de cáncer tiene futuro. Necesitamos que se siga invirtiendo día a día, por la vida y el futuro de tantísimos pacientes. 

Extiendo mi petición a nuestros representantes políticos en el Parlament de Catalunya: ¿Cuál es su respuesta?

Muchas gracias 

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