Mi nombre es Deogracias Jaimes Pineda y vivo a 3200 metros sobre el nivel del mar, en la pendiente del Páramo de Sumapaz, en la vereda Bradamonte del municipio de Sibaté, Cundinamarca; Soy líder comunal, social y ambiental. Hace aproximadamente 20 años, trabajo por mi páramo y sus ecosistemas visibles e invisibles, generando prácticas ambientales de educación y restaurando su vegetación. Trabajo por mi páramo porque amo mi páramo y, al entender de él, coopero y aporto a su flora en pro de nuestra calidad de vida. Nuestros páramos, que representan el 50% de los páramos del mundo, son responsables de la producción del 85% de agua potable en Colombia ya que nuestros ecosistemas de páramos son únicos productores de agua y absorben 10 veces más dióxido de carbono que los bosques gracias a sus turberas. Por esta razón es importante su conservación y recuperación, sembrando plantas nativas y haciendo educación ambiental.

Hago educación ambiental voluntariosamente con colegios, escuelas y universidades para que ellos comprendan, entiendan y valoren lo que son nuestros páramos y los servicios ecosistémicos que proveen que mucha gente ni siquiera conoce. Cuando traigo niños, les enseño cómo funcionan nuestros ecosistemas de páramos y los llevo a sembrar plantas diciéndoles, “Estamos sembrando vida, oxígeno, agua, medicinas, alimento y hábitat para nuestra fauna”. Así, mientras les enseño sobre estos ecosistemas, ellos también se convierten en voluntarios que me ayudan a sembrar vegetación y conservar nuestro territorio. Con la ayuda de voluntarios externos, de mi comunidad y mis propios esfuerzos siembro plantas nativas. 

En mi casa tengo un banco de semillas nativas que recojo del territorio. Con estas, hago un secado al sol para luego hacer el semillero y, luego de germinadas, embolso las plantas para hacer las reforestaciones según la resolución 0780006 del ICA, Instituto Colombiano Agropecuario. Siembro plantas enanas, rocetadas tales como: espeletias, laurel, sanalotodo, árnica, mora, uvo, camarón, amargoso, chusque, saltón, romeros, encenillos, cenizos y otros. Estas plantas capturan el agua en estado gaseoso formada por la neblina y, formando gotas, condensan el agua en estado líquido que luego cae al suelo y es recogida por una gran esponja que la almacena y regula para formar lagunas, turberas, pantanos, ojos de agua, quebradas y aguas subterráneas, para llevar el agua a acueductos, agricultura, ganadería, empresas, hidroeléctricas y otros destinos.

Pero, aunque he dedicado mi vida a mi páramo, es un trabajo que a casi nadie le interesa. Los terrenos en los que se encuentra ubicado nuestro páramo pertenecen al municipio de Sibaté, quien nos colabora con el tractor o carro para el transporte de plántulas; aún así, no son ellos quienes siembran y conservan su fauna, sino la comunidad. En mi labor no he recibido apoyo de las autoridades ambientales. Recientemente Alejandro Linares, representante a la Cámara sí me apoyó con la siembra de 300 árboles y un proyecto de la cátedra ambiental y, por otro lado, el Ejército también me ha ayudado haciendo huecos para sembrar plantas. Pero, aunque me siento honrado y feliz por encontrar personas que quieran cuidar y recuperar nuestro páramo, me desilusiona que otras autoridades no estén apoyando su conservación.

La CAR (Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca), por ejemplo, nos dio 2 proyectos ESCA de 8.500 plantas, pero es difícil seguir porque colocan demasiados trabajos adicionales y, además, tenemos que conseguir las plántulas nosotros, pues ellos no tienen viveros. Así, he tenido que recurrir al apoyo de la comunidad ya que no tengo apoyo estatal. Carezco de herramientas básicas para hacer mi trabajo de reforestación como guadañas y ahoyadoras, entonces debo ir, de casa en casa, para pedirlas prestadas a otros campesinos de la zona. Tampoco recibimos apoyo para los transportes de nuestros voluntarios. Varias empresas, fundaciones y la comunidad me han apoyado con plantas y voluntarios para hacer nuestras reforestaciones, pero las autoridades ambientales no nos apoyan. Incluso he tenido que comprar refrigerios de mi propio bolsillo para darle a los voluntarios que nos ayudan en la restauración de la vegetación. 

Es muy difícil y desanima trabajar con autoridades ambientales porque ellas solo buscan protagonismo a costa del trabajo ambiental de quienes colocamos nuestro granito de arena en pro de proteger, recuperar y dar a conocer lo importante que son nuestros ecosistemas para nuestra calidad de vida y la de nuestros hijos y nietos, las futuras generaciones. En estos días, por ejemplo, sembramos el árbol 80,000 en nuestro páramo y una funcionaria que no tenía nada que ver con la labor vino a decir, “Estamos sembrando el árbol 80,000”. Me dolió que ella viniera a decir “estamos” y a mostrar un trabajo que no es de ella, sino de nosotros, los campesinos. Así, en muchos casos, las autoridades se aprovechan de nuestro trabajo para decir que es de ellos y buscar protagonismo por redes sociales sin dar crédito a la vereda ni a la comunidad.

He estado en el Senado 6 veces y en todos mis viajes pido ayuda para nuestro trabajo y nuestro páramo, pero las ayudas que necesitamos no llegan. Yo sigo trabajando por mi páramo porque soy paramero y es mi pasión y seguiré haciéndolo con o sin apoyo, pero es hora de que autoridades como el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible hagan algo por nuestros ecosistemas y trabajen por mejorar la clara deficiencia que hay actualmente en las autoridades ambientales para la conservación del Páramo Sumapaz. Tienen que parar de decir “el páramo” y empezar a decir “mi o nuestro páramo”. 

Todos los colombianos tenemos que respetar, valorar y seguir trabajando por recuperar nuestros páramos y parar la crisis ambiental. Por esto tenemos que luchar para que las autoridades escuchen y apoyen nuestras peticiones ambientales. ¿Me ayudas a ser escuchado por los dirigentes del país para que hagan algo y nos apoyen? Firma esta campaña en “Apoyar” y compártela con tus contactos. Solo necesitamos 350 apoyos. ¡Muchas gracias!