Mi nombre es Daniela Dorantes Salgado, soy directora de Servicios de Juventud, y me preocupa la discriminación que sufren los jóvenes en el país y que se incrementó con el inicio de la pandemia de Covid-19 el año pasado.

Los jóvenes enfrentan problemas de violencia cotidianos que se han normalizado, en los cuales no existe una participación activa en la democracia y en la política, aunado a que fueron los más afectados por la pandemia al ser quienes en su mayoría perdieron sus empleos.

Pero a pesar de ello, fueron los jóvenes quienes lograron sacar adelante a sus familias, encargándose de las responsabilidades de sus hogares, debido a que muchos padres enfermaron y por eso es injusta la manera en la que son tratados los adolescentes por el adultocentrismo, en el que los adultos tienen el privilegio de pensar que los jóvenes no saben o no pueden.

Los jóvenes requieren construir su identidad con la interacción social con otras personas, pero algunos han tenido que aguantar durante más de un año el confinamiento alejándose del contacto permanente con otros adolescentes, debido a que las escuelas están cerradas.

También la salud mental de los jóvenes ha sido afectada y no pueden construir sus proyectos de vida sin acceso a la educación y a un trabajo digno, por ello a través de una red de aliados locales que ayudan a las juventudes hemos atendido a más de 3 mil jóvenes de la Ciudad de México, Puebla, Estado de México y Nuevo León.

Se necesita un panorama inclusivo a los jóvenes para impulsar la recuperación económica sin violencia y establecer relaciones sociales ajenas a la discriminación y por ello también se deben incentivar políticas públicas para atender a este sector de la población de forma transversal.