Pregunta para Asamblea de Madrid
Sentarme a comer es un sufrimiento. Tengo un TCA desde los 13 años y no me lo trataron de forma adecuada. ¿Cuándo van a invertir en profesionales especializados en trastornos de la conducta alimentaria en la sanidad pública?



Me llamo Cynthia, tengo 36 años y hace más de una década me detectaron un TCA. Todo vino como repercusión de la muerte de mi abuelo, no supe gestionarlo bien y solo buscaba formas de castigarme; falleció cuando yo tenía casi diez años, y tras un tiempo acumulándolo todo, a los 13-14 años, el monstruo que estaba creciendo dentro de mi, explotó. Empecé autolesionándome de varias formas y acabé castigándome con la comida. Me diagnosticaron de anorexia nerviosa y bulimia, no comía, y cuando lo hacía, utilizaba métodos compensatorios. Me dieron un tratamiento que conseguía en la ingesta de unas pastillas para abrir el apetito; había pasado de pesar casi 50 kilos a unos 38, logré subir a 45, pero volví a bajar casi 5 kilos, mi madre estaba desesperada. La etapa del instituto no fue nada fácil, sufrí bullying. Se corrió la voz de que vomitaba en el baño y se extendieron dos rumores, por una parte, que estaba embarazada por otra, que tenía bulimia. A pesar de que uno era cierto, yo no estaba preparada mentalmente para reconocerlo de una manera tan abierta; repetí tres veces, y el hecho de cambiar de compañeros, hizo que poco a poco me fuera sintiendo mejor.
Cuando tenía 18 años, después de pasar por varios médicos que me daban dietas de hasta 3.500 calorías y me prohibían el ejercicio físico, se dieron cuenta de que no era capaz de coger peso; me derivaron a un internista y a un nutricionista tras darme ese diagnóstico, pero eso quedó solo en un papel. Actualmente, peso 40 kilos; las secuelas no son pocas, tengo muchísima ansiedad, sentarme a comer es un sufrimiento y tengo que masticar muchísimas veces la comida antes de tragarla.
El gran problema que tenemos como sociedad, es la desinformación; creemos que únicamente existe la anorexia y la bulimia y no es así, mucha gente padece un trastorno de la conducta alimenticia y no es consciente de ello.
Necesitamos visibilidad, que se dé más información, especialmente en los colegios, más allá de la anorexia y la bulimia, hay muchos más trastornos de la conducta alimentaria que no se dan a conocer, y eso hace que la gente que los padece, muchas veces no sea ni consciente de ello. Además, la sanidad pública tiene que estar preparada para estos casos y ofrecer a la gente tratamientos adecuados, no solamente mientras lo padece, sino que también realizar un seguimiento regular para evitar las recaídas de los pacientes. Un TCA tiene un proceso de curación duro y muy lento, muchas personas no pueden permitirse pagar esos ingresos y terapias costosas, pero todos tenemos el mismo derecho a recibir ayuda para curarnos. A nivel sociedad, no podemos seguir opinando sobre los cuerpos de los demás como si nada, no sabemos la historia que pueden esconder detrás, y lo que digamos puede tener una repercusión nefasta para quienes reciben estos comentarios. Con la ayuda adecuada podemos superarlos y evitar que el número de casos siga creciendo.