Nuestra pequeña gran guerrera acaba de cumplir dos años de su gran aventura. Una realidad en la que vamos viajando por una montaña rusa de emociones donde lo considerado “normativo”, no siempre se cumple, y por contra aprendemos que las capacidades infinitas tienen el poder de enseñarnos la importancia de vivir el día el día, disfrutar de las pequeñas cosas y celebrar por tres cada logro conseguido. Esta la constante de Inma, derribar todas las barreras que se le ponen por delante con el trabajo y el empeño de su fuerte carácter. 

Sus primeros meses de vida fueron muy duros. Nuestra pequeña tenía la mirada perdida, no sonreía, le costaba comer, casi no se movía… y cuando cogimos un poco de aire porque en los resultados de su primera prueba genética no salía nada… la ilusión nos duró poco. Solo se había revisado un 45% de la base de datos de enfermedades poco frecuentes y la genetista sentenció: “Yo no sé qué os estarán diciendo los demás médicos, pero os aseguro que esta niña no va a alcanzar la normalidad”.

Recibir ese comentario de una profesional en la que confías la salud de tu hija, es una de las cosas más duras que te pueden pasar en la vida. El duelo está asegurado, pero lo que nos demostró Inma, es que la resiliencia puede anteponerse a ella y que el diagnóstico no es pronóstico.

Así es como nuestra hija ha conseguido avanzar en su autonomía desde que comenzó a hacer terapias con un mes. Ese bebé que no respondía a estímulos, ahora es una niña risueña que gatea, comienza a caminar, no para quieta y muestra una felicidad, que nos da toda la energía para seguir avanzando en esta aventura. 

Es por ello que lanzamos esta petición, para que el trabajo que realiza en las terapias de atención temprana, se mantenga hasta los 6 años de edad como en otras Comunidades Autónomas. Las sesiones de logopedia, fisioterapia, estimulación, estimulación acuática (su favorita)… son las herramientas que Inma necesita para mejorar la evolución de un diagnóstico que todavía no tiene nombre, pero que presenta unas dificultades que estamos consiguiendo mejorar con constancia y mucho amor en cada sesión. Estas son:

• Hipotonía
• Retraso en el desarrollo psicomotor
• Discapacidad intelectual
• Problemas en la alimentación
• Miopía

Y por ellas seguimos trabajando para poder avanzar. Siendo totalmente injusto que su realización, sea dependientes de los recursos que pueda aportar la economía familiar, porque ese gasto mensual de unos 500 euros, pueden llegar a invertirse en cubrir otras necesidades que mejoren también la autonomía de los niños. 

A partir de los 3 años, la ayuda que se da en los colegios no es comparable, ya que el tiempo de atención y realización no se correspondería nunca con el que reciben en la actualidad. Inma ahora tiene profesionales a los que conoce y con los que conecta, con siete sesiones semanales que no se ven afectadas por el horario escolar. Además, en los colegios no son impartidas por logopedas, terapeutas ocupacionales ni psicólogos, sino por maestros.

Así, la eliminación de esta ayuda al cumplir los 3 años de edad, es una vulneración del derecho de igualdad, por lo que es urgente que Asturias se equipare a otras CCAA para mejorar el bienestar de sus futuros ciudadanos. 

Lo que sí tenemos claro es que por nuestra hija nunca nos rendiremos. Inma no para de demostrarnos que las limitaciones son las que se pone uno mismo, y que nosotros, somos su gran equipo que siempre estará junto a ella para apoyarla. Un equipo que en unos días aumentará, y que cuenta con el respaldo y el amor de nuestros queridos ángeles, esos a los que recordamos, y que no paran de guiarnos en este camino hacia la felicidad.