Soy Pamela Mayorga, arquitecta con un máster en gestión sostenible del ambiente, además de ser la presidenta de la Corporación ambiental del uso del borde costero “Yene Purrun We” de la comuna de Chaitén y ser parte del apoyo técnico de la Asociación de las Comunidades Indígenas que está a cargo de la “ECMPO”- espacio costero marino de pueblos originarios de Islas Desertores y costa de Chaitén. 

La corporación funciona hace casi siete años como un ente coordinador del espacio costero con trawun y participación ciudadana,  donde los titulares de la ECMPO son las comunidades indígenas, pero la idea es integrar a ambientalistas locales, sindicatos de pesca, mariscadores, recolectores de orilla, juntas de vecinos y academia. Nuestra agrupación la integran varias personas, ya que el archipiélago de Desertores está formado por seis islas y dos islotes, y cada una de ellas tiene su red de organizaciones. Luego está todo el sector costero de la comuna de Chaitén, más la ciudad en sí misma, por lo que existe un grupo bastante grande de participantes.

La comuna de Chaitén se ha asociado con catástrofes naturales, donde hemos perdido todo. Sin embargo, a raíz de esto uno termina amando y respetando la naturaleza aún más porque tienes que aprender a convivir y velar por la naturaleza. Estos últimos años han sido devastadores por los procesos que hemos vivido, y más que el daño de las catástrofes es el daño humano de las malas políticas públicas invisibilizando a la gente local, por lo que necesitamos que esto se detenga. 

Como corporación estamos con un proceso de protección de varios lugares importantes para nuestra localidad. De a poco se está tomando en consideración la conciencia ambiental, pero creo que muchas veces las instituciones privadas y públicas lo vinculan con un beneficio económico por medio de concesiones u/o privatizaciones y no por bien del espacio común local. Creo que las autoridades tienen mucho desconocimiento, especialmente a nivel local y lo mismo hacia la invisibilización de las comunidades indígenas y la espiritualidad con la naturaleza, sin embargo, cada vez se están abriendo más al diálogo.

En Chaitén el daño más grande ambiental es producido por la salmonicultura, especialmente porque se han instalado por años y la gente no sabía cómo pararlos. Lamentablemente, ha sido como nuestro mar interior muy parecido a un basurero. Acá la ECMPO ha sido el primer opositor para cerrar las puertas e impedir que esto siga en aumento, pero estas industrias hacen mucho lobby con las autoridades locales y regionales.

Necesitamos que exista una planificación territorial efectiva, que existan mesas constantes de trabajo con los actores locales. Es necesario que las ECMPO sean consideradas en primer lugar cuando se habla del territorio y maritorio, no organizaciones que son de afuera de la comuna pasando a llevar a la gente y cultura, principalmente por el cuidado y protección del Islote Nihuel, que es parte de la ECMPO. 

Para nosotros, el islote Nihuel es un hito biocultural preexistente al Estado en la cosmovisión mapuche huilliche, por su alto valor en conservación, paisajística y arqueológico, que gracias al trabajo local ha sido visibilizado. Recién en septiembre del 2021 nos enteramos que en el 2020 silenciosamente Bienes Nacionales lo inscribió como bien público en convenio con otros actores externos al territorio, porque antes no existía para el Estado, pero dejando de lado en este proceso a la gente local y la ECMPO, que legalmente es solicitante de este sitio con terreno de playa y roca desde 2019 en la SUBPESCA, amparados por la ley 20.249 y convenio Internacional 169 de la OIT.

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