El próximo año mi hijo Facundo de tres años empezará a ir al colegio, al igual que sus hermanas de 12 y nueve años. Yo quiero que sea un niño más, no que hagan grandes arreglos ni que lo saquen siempre de la sala para que trabaje solo porque tiene Síndrome de Down. Quiero que esté con sus compañeros, como todos los niños y niñas de su edad. 

Nosotros somos de Curicó y acá Facundo va a un jardín infantil integra, pero por la pandemia no ha podido estar con sus compañeros, aún así las educadoras siempre han estado pendientes de su salud. Como no tienen clases, yo me he encargado de hacer actividades para que vaya aprendiendo lo necesario según su edad. Pero tengo miedo sobre cómo será el proceso escolar de Facundo ¿contarán con las herramientas necesarias las y los profesores para atender los requerimientos de Facu u otros niños y niñas con necesidades educativas especiales? 

Más allá del tema profesional, el problema está en la formación. Yo soy profesora y sé que no estamos tan formados y especializados en temas de integración escolar para niños y niñas con diferentes condiciones. Sé que no en todos los colegios hay profesores capacitados para trabajar con niños y niñas con Síndrome de Down, no todos tienen fonoaudiólogos, kinesiólogos y especialistas en educación diferencial. ¿Cómo me aseguró que mi hijo aprenderá de la forma en que debe hacerlo y al mismo tiempo que podrá relacionarse con sus pares como uno más? 

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