Pregunta para Parlamento de Catalunya

Harry tiene autismo severo y un TCA asociado a su gran hipersensibilidad a los colores y a las texturas. Tolera solamente tres alimentos. Los comedores de los colegios deberían estar adaptados. ¡Los menús inclusivos reales no existen!

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Carolina Gomez Pregunta de Carolina Gomez

Me llamo Carolina y soy la mamá de Harry, un niño de 5 años con autismo severo, hidrocefalia y un TCA derivado de su hipersensibilidad sensorial. Quiero empezar por lo que, para mí, es uno de los problemas más graves y más invisibles que enfrentamos: en los colegios no existen menús inclusivos reales.

He sido cocinera en el colegio de Harry y lo sé de primera mano. Yo adaptaba los menús y tenía en cuenta a los niños con hipersensibilidad sensorial o con enfermedades que requieren una alimentación específica. Pero en muchos centros esto no ocurre: no hay protocolos definidos para responder a estas necesidades, y son los niños quienes lo sufren.

Los niños con autismo y con hipersensibilidad sensorial necesitan alimentos concretos, texturas que toleren y platos que no les generen dolor, rechazo o ansiedad. No es un capricho: es salud, bienestar y dignidad. Sin embargo, la mayoría de los comedores escolares no consideran nada de esto. En el caso de Harry, él se queda en el comedor, pero le llevo yo su comida. Y sé que no es el único: hay niños con dificultades o patologías a quienes no se les adapta el menú, y que en muchas ocasiones se marchan sin comer porque simplemente no hay opciones para ellos.

A esto se suma que, pese al número de niños con necesidades que asumen los colegios y que se quedan a comer, solo hay una vetlladora para atenderlos a todos en el comedor. Una sola persona para gestionar sensibilidades, riesgos y diversidad real. Es imposible que funcione. Los colegios hablan de inclusión, pero en los comedores ni en los centros educativos existe; no hay recursos para trabajar la inclusión de verdad.

A pesar de todas estas dificultades, he conseguido que Harry tenga una dieta equilibrada dentro de lo que permiten los únicos tres alimentos que tolera. Pero esto no debería ser una lucha individual de cada familia. Los comedores escolares deben estar preparados, formados y adaptados, igual que cualquier otro espacio educativo.

Harry cursó I3 e I4 en un colegio especial, y este año pedí que continuara allí, pero me denegaron la plaza. La EAP considera que “no está tan mal” y que puede ir a un colegio ordinario, aunque no habla, no usa pictogramas y, en la práctica, soy yo la única que lo entiende. Harry se comunica a través de mí. Dicen que se adaptará al colegio, pero yo no quiero que solo se adapte: quiero que aprenda, y ahora mismo no lo está haciendo.

Por mi insistencia le han asignado una vetlladora al 100%, pero su función es acompañar, no enseñar. Harry no puede estar en un aula con 23 niños sin apoyo real. Ni el colegio ni el entorno están preparados para sus necesidades.

Soy mamá soltera de tres hijos, y con Harry estoy 24/7. El desgaste es enorme, pero he aprendido a vivir a su ritmo y a buscar formas de disfrutar juntos. Hemos hecho cosas que jamás imaginé hacer sola con tres hijos. Creo que la mezcla de valentía y amor es lo que siempre me empuja a seguir.

Ahora estoy esperando la resolución de la prestación CUME. Mi prioridad es su bienestar y, si eso implica renunciar a mi empleo para centrarme en su desarrollo, lo haré sin dudar. Mi día a día es duro y lleno de retos, pero soy feliz con mis hijos. Y aunque Harry no pueda decirlo con palabras, sé que él también lo es. Lo veo en sus ojos, y eso es lo que me sostiene.

Impulso esta iniciativa porque quiero visibilizar algunos de los retos que enfrentamos día a día las familias con niños y niñas con necesidades especiales.

Es fundamental que se destinen recursos para garantizar la inclusión y que los espacios educativos se adapten a nuestros hijos, especialmente cuando un tribunal determina que pueden asistir a un colegio ordinario. Es imprescindible respetar sus necesidades y asegurar que puedan adaptarse y aprender en igualdad de condiciones.

Los comedores escolares también deben estar adaptados. ¡Los menús inclusivos reales no existen!

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