Lanzarote y las Islas Canarias tienen un atractivo turístico inigualable y por todos conocido. El hecho de que Cameron, Bettel,, y tantos otros nos visiten refuerza esta idea, y también la de esta tierra como un lugar seguro para el viaje, valor este último cada vez más tomado en cuenta por los turistas. Esto es positivo.

Sin embargo, a vida privada de personalidades de la magnitud de Cameron o Bettel tienen gran impacto político, por eso tengo que reconocer que la anterior visita de Cameron, hospedándose en un hotel rural me pareció un gesto mucho más acorde con la realidad que vive hoy Lanzarote, con un sistema turístico en crisis en el que no casa la generación de empleo con las tasas de ocupación hotelera. Esta vez, por el contrario, eligió un hotel con licencia anulada, al igual que lo hizo en su momento el hoy Ministro de Turismo en funciones, José Manuel Soria, toda una declaración de connivencia con la especulación hotelera, el incumplimiento de la ley, y la profundización de un modelo turístico perjudicial para los intereses de la mayoría.
En ese sentido creo que se ha equivocado de lleno el Sr. Cameron y perjudica a la marca Lanzarote y a la gran mayoría social que sufre las consencuencias de este modelo económico-turístico.