Me llamo Belinda, tengo 18 años y soy mamá de una niña de casi cuatro meses. Como hija de madre adolescente, siempre tuve claro que, si me pasaba algo similar, tendría al bebé, es algo que hablé abiertamente con mi ex pareja, era mi primer novio y yo nunca había mantenido relaciones, estuvo de acuerdo con todo. A los 4 meses de relación aproximadamente, empecé a encontrarme mal, decidí hacerme un test de embarazo únicamente por descartar posibilidades, no porque creyera que pudiera estar embarazada, y dio positivo.

Mi madre era muy estricta con este tema, y cuando se lo dije, no podía creérselo; me fui a casa de mi novio con su familia, que en un primer momento me apoyaba, pero luego no querían que el bebé naciera, estuve con el padre hasta prácticamente el final del embarazo, pero cuando la niña nació, se desentendió por completo, no vino ni a conocerla. Mi madre me había dejado claro que tenía que trabajar o seguir estudiando, así que decidí sacarme segundo de bachiller; le comenté la situación a los docentes de mi centro, y me apoyaron mucho, saqué el curso sin apenas problemas académicos, pero lo pasé bastante mal, no estaba preparada para el qué dirán y oculté mi embarazo hasta el final; finalmente saqué el curso y aprobé la selectividad.

A día de hoy, la familia paterna se ha desentendido de todo, estamos criando a mi hija mi madre y yo solas; he ido aprendiendo todo poco a poco y día a día sigo haciéndolo.

El camino hasta aquí ha sido muy complicado, pero supe que podía hacerlo, he tenido el gran apoyo de mi madre, y con todo mi esfuerzo, lo he logrado. Me he sentido muy juzgada y eso es algo que me gustaría cambiar. Necesitamos visibilidad, ser madre adolescente no es lo normal, o mejor dicho, lo común, pero nadie nace aprendido; necesitamos ayudas y que se eduque en los colegios, mostrando a los jóvenes todas las posibilidades que tienen en estos casos, y sobretodo, más ayudas para las mamás tan jóvenes que queremos continuar nuestros estudios.