Pregunta para Parlamento de las Islas Baleares
Me llamo Ana y convivo con Arnold Chiari y neuralgia del trigémino, entre otras afecciones. Tras un error médico, mi vida quedó destrozada. ¡Necesito que se me certifique mi grado real de minusvalía, puesto que no han sido justos conmigo!



Hola. Me llamo Ana Isabel Ocaña, tengo 59 años y convivo con la malformación de Arnold Chiari, la neuralgia del trigémino y tiroides, entre otras afecciones.
Mi sintomatología comenzó cuando yo tenía 34 años, aunque los problemas comenzaron unos años más adelante, cuando los médicos achacaron los síntomas a un problema psiquiátrico. Primero me dijeron que tenía depresión y después, bipolaridad. Posteriormente, tras a llegar a convulsionar por la medicación, me hicieron una resonancia y ya descubrieron un aneurisma gigante en la carótida y un tumor en el cavum.
Actualmente tengo dolores de cabeza; rigidez en el cuello y dolores; y problemas de equilibro y vista. Además, a veces pierdo la sensibilidad en las manos o, incluso, la pierna me falla.
Los profesionales sanitarios, por desgracia, nunca me escucharon. Les dije que tenía algo en la nuca y que mi cuerpo era muy desigual -Tenía malformaciones pequeñas, pero no visibles-. Además, al medicarme por enfermedad mental, la indiferencia era absoluta. Lo he pasado bastante mal y tengo gran desconfianza con determinados médicos. Me han generado un estrés postraumático, puesto que me trataron bastante mal al encubrir su error cometido.
Con respecto a la sociedad, también me he sentido incomprendida. Soy una mujer fuerte y extrovertida y, por eso, nadie se creía que conviviera con alguna patología. Pero, por el contrario, he evitado contar siempre lo de mi proceso psiquiátrico porque la gente me rechazaba y me maltrataba -solo lo sabe mi círculo de confianza-.
En definitiva, hay muy poca información y, sobre todo, mucha falta de empatía.
Por todo lo plasmado, lanzo la siguiente petición al Parlamento de las Islas Baleares para que haya más visibilidad e investigación para la malformación de Arnold Chiari, la neuralgia del trigémino y el resto de enfermedades raras.
Por otra parte, quiero tener la posibilidad de reclamar un error médico que ha condicionado mi vida totalmente. Varios peritos me han visto y me han dado la razón, pero nadie se quiere enfrentar a la administración.
Quiero que todo el mundo sepa que, por desgracia, los médicos también se equivocan y que hay que pedir segundas opiniones cuando no estamos de acuerdo con una valoración. Yo tuve que vivir un episodio donde un médico me dijo: “yo soy el médico y tú no”. Ese hecho fue desencadenante para que mi vida quedara destrozada física, moral y económicamente.
Una vez dicho esto, quiero que se me evalúe de nuevo y, al menos, me den el grado de minusvalía real que me corresponde. Antes, para Sanidad, tenía un 44%, pero tras ver mis informes médicos y dar una valoración errónea, me bajaron el grado a un 33%.
Ahora estoy luchando de nuevo, tras 10 años esperando, para que el Tribunal Médico me vea y me certifique el grado correspondiente -espero que esta vez sea el correcto-.
¡Las personas con enfermedades raras tenemos la sensación de que no le importamos a nadie o a muy pocas personas! ¡Queremos una inclusión real y efectiva, y sobre todo que no se vulneren nuestros derechos!