El 25 de abril de 2019 recibí una llamada en mi trabajo en donde me avisaron que a mi casa, en el Estado de México, había llegado un documento dirigido a mí y enviado por mi exesposo y padre de mi hija Nicole Montserrat Candanosa Ramírez, de entonces 9 años de edad, en el que me notificaban el cambio de la guardia y custodia provisional de mi pequeña, que yo tenía hasta ese día, y que ahora pasaba a mi exesposo y como tercera interesada a mi madre. Mi expareja y yo habíamos vivido juntos solo un año después de casarnos y cuando mi hija tenía 3 años, nos separamos porque él se fue de la casa y formó otra familia. 

En ese momento, salí de mi trabajo y traté de ponerme en contacto con mi mamá. A partir de entonces, mi madre me bloqueó de su teléfono, de sus contactos y se negó a responder mis llamadas. Ella me ayudaba en el cuidado de Nicole porque yo, hasta ese momento, tenía una vida como madre soltera, ya que mi expareja no se hacía cargo de nuestra hija, y no estaba ni siquiera presente. Traté de ir a casa de mi madre y en la entrada de su unidad habitacional, que es privada, me negaron la entrada por órdenes de ella. 

Ese día, terminé en el ministerio Público tratando de levantar una denuncia. Algunos judiciales me pidieron dinero para ir a recuperar a mi hija. Volvieron un rato después diciéndome que no los habían dejado entrar y que el dinero no me lo regresarían porque habían perdido tiempo de trabajo y ya tenían que retirarse. 

Durante la siguiente semana, de mucha desesperación, no supe nada de Nicole, ni de mi madre, ni de mi exesposo. Fui a la oficina de mi mamá para buscar a mi hija, uno de sus hermanos me agredió y me mantuvo encerrada en una oficina insultándome durante dos horas. Me fui sin lograr saber nada. Pero unos días después recibí un mensaje de mi hija, que mandaba del celular de mi mamá donde me decía que estaba muy asustada, pero que no fuera a buscarla porque me pelearía con su abuela.

No pude saber más de ella. La dejaron de llevar a la escuela durante casi 3 meses. Sé que aunque la guardia y custodia la solicitó su papá, era su abuela con la que estaba. Cuando por fin la llevaron yo esperé afuera de su escuela y le dije que ahí estaba. Cuando me vio, mi hija se sorprendió mucho y me dijo que pensaba que yo ya había muerto. Yo no sé qué cosas le están diciendo a mi hija, yo soy una sobreviviente de cáncer de mama y es posible que mi madre y el padre de Nicole le hayan dicho algo con respecto a mi salud que no era verdad. 

Nunca me han confrontado en persona, no me han dicho ni explicado la razón por la que los dos me están quitando a mi hija. Sé que lo intentaron durante mucho tiempo, pero el juez siempre le negaba la solicitud de guardia y custodia. Sé que mi hija está bajo una manipulación que llega a convertirse en violencia psicológica que cada vez se hace más evidente. Y cada que quiero hacer algo frente a las autoridades sucede algo, se vuelven totalmente indiferentes o desisten de llevar mi caso. Sé que el poder económico que ostenta mi madre ha podido ser la causante de todas estas circunstancias. 

Es por eso que, pese al miedo y a las muchas puertas que ya he tocado, he decidido lanzar esta campaña, dirigida al Senado de México, y a todas las autoridades correspondientes, para que con su incidencia política y sus acciones directas, me ayuden a recuperar a mi hija y se den cuenta de la violencia a la que está siendo sometida y a la desesperación que experimento como madre y como mujer. 

Por favor, ayúdame a firmar y a difundir esta campaña por todos tus grupos y contactos de WhatsApp y Redes Sociales. Si consigo 500 apoyos, esta pregunta llegará a políticos de distintos partidos del Senado de México, los cuales  tendrán qué darme una respuesta en esta misma web.