Compromiso con las personas sin hogar: Se revisarán las medidas contra la entrega de alimentos en Madrid
Gracias a todas las firmas que apoyaron medidas contra las normativas que prohíben o sancionan el acto de dar comida a personas en situación de calle en espacios públicos en Madrid, se ha recibido una respuesta positiva.
Y es que, desde el Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Madrid, se han puesto en contacto con la asociación para interesarse por la situación y poder llevar a cabo medidas acorde.
Durante una reunión con el grupo municipal, la asociación pudo poner sobre la mesa la problemática sobre la negativa del Ayuntamiento de Madrid a la entrega de comida en las calles para las personas sin hogar. Por parte de la formación, se ha tomado nota de la situación con la intención de llevar a cabo actuaciones que mejoren la situación y para que se permita poder realizar esta entrega de alimentos.
Tras este compromiso, la asociación continúa dando a conocer esta problemática y luchando para poder ayudar a todas las personas sin hogar que lo necesitan.
«Nos quedamos en shock», cuenta Sergio Montes, portavoz de Granito a Granito e impulsor de una recogida de firmas en la plataforma Osoigo que busca revertir la decisión. «Llevamos muchos años ayudando, y de repente nos dicen que no podemos seguir, que puede haber intoxicaciones, que somos demasiada gente, que parece una concentración... Pero no existe una normativa que lo prohíba».
Fuente: La Razón
Compartir
En Madrid, se han implementado normativas que prohíben o sancionan el acto de dar comida a personas en situación de calle en espacios públicos. Estas medidas, a menudo justificadas bajo el pretexto de "mantener el orden público" o "evitar problemas de salubridad", generan una profunda reflexión ética y social.
¿Cómo se justifica una normativa que criminaliza un acto de humanidad tan básico como compartir alimento con quienes más lo necesitan? ¿No es el espacio público, por definición, un lugar de todos y para todos, especialmente para quienes no tienen otro lugar al cual recurrir?
En lugar de sancionar a quienes intentan ayudar, ¿no sería más lógico y compasivo invertir esfuerzos en políticas públicas que aborden las causas estructurales de la pobreza y la exclusión social? Prohibir alimentar a las personas en la calle no elimina el problema de la pobreza; solo lo invisibiliza y lo desplaza.
Por ello, pedimos a los responsables políticos una explicación clara: ¿Cómo encaja esta prohibición en un marco de derechos humanos y solidaridad? Y, más importante aún, ¿Es posible que las organizaciones puedan seguir alimentando a los que menos recursos tienen bajo unas condiciones mínimas?