Mi nombre es Maritza Quispe, vivo en Puno y pertenezco a la organización fraternidad cristiana de personas enfermas y con discapacidad. Hace 4 años tuve un accidente de tránsito que me dejó sin el brazo derecho y comencé a ser una persona con discapacidad, desde ese entonces tengo muchas limitaciones en mi día a día tanto en el trabajo como en mis labores del hogar, me costó mucho acostumbrarme a vestirme, bañarme, escribir, manejar la computadora y todo lo que tenía que realizar con solo un brazo.

En el año 2008 se realizó en Perú La Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad la cual ha sido aprobada y se firmó con el propósito de promover, proteger y asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales por todas las personas con discapacidad, además de fomentar el respeto de su dignidad inherente. Sin embargo, hasta la fecha de hoy no se han realizado labores inclusivas para las personas con discapacidad.

Esta ley interpone la implementación de políticas públicas de protección de la persona con discapacidad, para darle una mejor calidad de vida en el marco del respeto a sus derechos humanos establecidos en la Convención de los Derechos de la Persona con Discapacidad, de la cual el Perú forma parte.

Dicha ley promueve una atención digna y realizar los ajustes razonables en el sector salud, pero muchas veces pasa que cuando una mujer con discapacidad quiere ser madre y acude a dar a luz a su bebe a un hospital estas son discriminadas y maltratadas por el mismo personal de salud aduciendo que como es posible que ya estando en ese estado traiga hijos al mundo dando a entender que no pueden ni cuidarse ellas mismas y mucho menos podrán cuidar a un niño.

Nosotras las mujeres con discapacidad tenemos derecho a decidir qué hacer con nuestra vida porque somos tan iguales que las demás personas. La ley también promueve la realización de rampas en lugares públicos para que las personas con discapacidad física puedan tener acceso y hasta ahora no se ha hecho, tampoco se ha establecido un orden con los vendedores ambulantes que dificultan el tránsito de las personas con discapacidad visual, mucho menos se ha implementado los ajustes razonables en lugares de atención pública, esos entre otros puntos que ya deberían respetarse.

Ser mujer y tener discapacidad es una doble discriminación y violencia de género. Es por eso que hoy formo parte del proyecto género y discapacidad, hacia una sociedad pacifica inclusiva porque defienden los derechos de las mujeres con discapacidad en el Perú. Además, promueve el trabajo con los operadores de justicia, los medios de comunicación, las organizaciones de personas con discapacidad y la sociedad en general.

Firma esta campaña para ayudarnos. Las personas con discapacidad necesitamos ser incluidas en la sociedad porque no podemos seguir siendo discriminadas y limitadas cuando tenemos una ley que nos permite tener los mismos derechos que cualquier persona. Muchos creen que nosotros no somos capaces de ser auto eficientes, pero en realidad somos igual que todos, por eso exigimos que nos hagan respetar nuestros derechos y poder tener un trato digno.