Pregunta para Cortes de Aragón

La violencia obstétrica existe. ¿Cuándo se tomarán medidas al respecto?

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Laura Sola Pregunta de Laura Sola

Me llamo Laura, soy sanitaria, matrona y testigo de la violencia obstétrica. No solo la he visto, también la he sufrido

El gran problema de las sanitarias que vemos la violencia obstétrica es que muchas veces nos quedamos calladas por el acoso que podemos recibir. Mirar hacia otro lado te puede convertir en cómplice, pero a su vez eres una víctima. Hay mucha gente dentro del medio hospitalario que sufre viendo eso no pudiendo hacer nada y se merecen una salida, se merecen poder trabajar en unas condiciones adecuadas sin miedo a las represalias.

Llevo años ejerciendo de matrona y preparando partos en casa. Las mujeres que se deciden por esta práctica suelen huir de las intervenciones quirúrgicas innecesarias, el problema aparece cuando este parto no se puede terminar en casa y hay que trasladar a la mujer al hospital

A veces, en estos traslados, los sanitarios que atienden a la mujer tienen un prejuicio con el parto en casa, una decisión completamente legítima para esa futura madre, y reciben un mal trato en el hospital. “¿Por qué no has venido antes?”, suele ser la pregunta que les hacen. Los traslados nunca son urgentes, pero suelen ser situaciones en las que se necesita más ayuda, una intervención médica o un control más exhaustivo. El trabajo de los sanitarios es el de dar un servicio libre de juicios, y si estos hacen una recomendación debería estar basada en la evidencia científica más actualizada, no en una opinión personal.

Este prejuicio suele suceder porque parir en casa y en consecuencia “rechazar” el espacio hospitalario puede dar a entender que los sanitarios estén haciendo un mal trabajo. Algo que sucede mucho en el hospital es que hay tanto volumen de trabajo que se vuelve todo muy protocolario, en vez de individualizar lo que cada una necesita.

Yo les digo a las parejas que quieren realizar su parto conmigo que el hospital no es un enemigo, esto no es una guerra, deberíamos ser un equipo. No todos los profesionales realizan violencia obstétrica ni mucho menos, pero no podemos negar que exista ni mirar hacia otro lado

La mujer tiene derecho a decidir dónde quiere dar a luz: tanto en un hospital público, como en uno privado o en casa. Y cuando en un hospital privado hay un caso que requiere de más medios o más atención, este se deriva a uno público. 

Los partos en casa son un servicio privado, creo que debería ser un servicio que una vez facturado se pudiese solicitar a la administración publica que se hiciese cargo de ello, ya que sale incluso más barato que un ingreso de dos o cuatro días.

Por eso me dirijo a las Cortes de Aragón y a sus políticos para que revisen la violencia que las mujeres sufren en algo tan íntimo e importante como es el día del parto de un hijo. Creo que tienen que tomarse medidas contundentes ya que el sujeto que sufre este tipo de violencia siempre es la mujer.

La violencia obstétrica se puede ejercer de muchas maneras. A través de la coacción, de la falta de información a la paciente, con amenazas o tergiversando los hechos, con malas caras o respuestas que culpabilicen a la mujer. Muchas veces he escuchado a sanitarios responder “bajo tu responsabilidad”, cuando una mujer se ha negado a alguna práctica, y eso hace que se vayan con miedo y culpa

Este tipo de violencia también está en no presentarse, en que la paciente no sepa cual es tu cargo: matrona, celador/a, médico/a. O en realizar prácticas sin avisar previamente, como por ejemplo, introducirle los dedos en la vagina a una paciente sin informarle de que lo vas a hacer y de para qué sirve esta intervención. Cuanta más información le des a esa mujer más confianza se genera.

Además, la violencia obstétrica no tiene que ser necesariamente física. Como explicaba anteriormente la coacción o las malas caras también afectan a la mujer. La violencia obstétrica puede ser psicológica.

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