Pregunta para Parlamento de Galicia
Las reglas no deben doler: es hora de mejorar la atención sanitaria para que las pacientes con endometriosis dejemos de sufrir. ¿Cuándo tendremos un equipo multidisciplinar que nos comprenda sin juzgar?
Me llamo Isa, y desde que tenía 17 años, comencé a experimentar lo que muchas de nosotras conocemos como un sufrimiento mensual incontrolable. Al principio, pensaba que era normal, que las reglas debían doler, porque en mi entorno, todas las mujeres parecían pasar por lo mismo. Al ser joven, no tienes idea de lo que está sucediendo con tu cuerpo, solo sabes que te duele de una forma que no puedes describir. Pero, con el tiempo, me di cuenta de que ese dolor no solo era intenso, sino que me estaba incapacitante.
El dolor de la endometriosis no es solo físico, sino también emocional. Recuerdo momentos en los que el dolor me ha llevado a desmayarme en medio de la calle, o a estar ingresada en el hospital por no poder soportar más. Las hemorragias intensas y las contracturas musculares cerca de los riñones, en las piernas y en los ovarios, son solo una pequeña parte del calvario que vivo cada mes. Y, aunque muchas mujeres me han dicho que el dolor de la endometriosis es más intenso que el de un parto, lo peor es el sentimiento de impotencia y soledad al no encontrar comprensión en el entorno.
A lo largo de los años, he aprendido que la endometriosis no es solo un problema físico. También afecta profundamente la salud mental. Nos sentimos incomprendidas, y la sociedad a menudo nos etiqueta como "flojas" o "hipocondríacas" porque hay mujeres que pasan por lo mismo sin síntomas. Esta invisibilidad no hace más que empeorar nuestra situación.
Es por este motivo que lanzo esta petición, porque quienes sufrimos de endometriosis, necesitamos más que solo una consulta ginecológica superficial. Necesitamos un enfoque integral. Necesitamos Unidades Multidisciplinares que ofrezcan atención ginecológica, psicológica, nutricional, de reproducción, y que nos acompañen durante todo el proceso de diagnóstico y tratamiento. Necesitamos información accesible y recursos adecuados para no sentirnos solas en este camino.
No debemos seguir sufriendo en silencio. Es urgente que nuestras voces sean escuchadas, que se visibilice la enfermedad y que las instituciones tomen cartas en el asunto para implementar un cambio real en la forma en que se aborda esta patología. No queremos más diagnósticos tardíos, no queremos más dolor innecesario.
Ayúdame a dar a conocer esta enfermedad para que más mujeres reciban la atención adecuada, y que las futuras generaciones no tengan que pasar por este infierno. ¿Cuento con tu apoyo?