Soy Mónica Ruíz Campos, psicóloga clínica en el área infantil, y me preocupa cómo ha cambiado la interacción entre los menores de edad con el confinamiento causado por la pandemia de Covid-19, por lo que se han transformado las nuevas dinámicas de comunicación entre los padres y sus hijos.

El principal problema que hemos identificado entre los menores de edad por el encierro ha sido la ansiedad, una situación originada por el tiempo en el que han permanecido atrás de las pantallas tanto de teléfonos celulares, tabletas, computadoras, televisiones y videojuegos, que en algunos casos alcanzan las 18 horas diarias.

Por medio del juego los niños y las niñas aprenden a desarrollar sus habilidades sociales además de trabajar la dependencia que han desarrollado a las nuevas tecnologías que limita el socializar con su entorno.

Los niños y las niñas necesitan espacios para socializar y desarrollar adecuadamente las relaciones interpersonales por lo que es necesario que los infantes retornen a las escuelas en las clases.

Estoy a favor de que se considere un regreso gradual a las clases presenciales en las escuelas del país, debido a que es importante atender los problemas de salud mental que aumentarán con el confinamiento causado por esta pandemia.

Debe existir una responsabilidad consiente de los padres de familia para  mantener comunicación eficaz con sus hijos e hijas, las escuelas también son espacios necesarios para que los menores de edad puedan impulsar sus habilidades comunicativas.

Los menores se han readaptado a sus nuevos entornos de forma más fácil que los adultos, por lo que también serán más resilientes a las nuevas dinámicas de aprendizaje que se impulsarán con las actividades educativas presenciales en el país.

Pese a que existen menores de edad que no han salido, será importante que cuenten con espacios para realizar actividades recreativas y físicas, por lo que se trata de uno de los aspectos principales que deben ser considerados tanto por los padres de familia como por las autoridades.