Somos María Soledad Muñoz y Mauricio Perez, padres de Francisca de 5 años. Fran, como la llamamos en casa, tiene síndrome de Down, es muy alegre, generosa y cariñosa. Tiene 4 hermanos, una de ellos es su melliza, y siempre los hemos tratado a todos por igual.

Hoy, Fran se encuentra con hospitalización domiciliaria por problemas de salud que derivaron en una traqueotomía, pero afortunadamente ha ido evolucionando bien. 

Cuando llegó el momento de que las mellizas ingresaran al sistema escolar, nos enfrentamos a un gran problema. Las postulaciones, que se hacen a través de una página web, tienen cupos muy limitados para niños con capacidades diferentes, ya que solo un porcentaje pequeño de colegios municipales cuenta con el Programa Integración Escolar (PIE).

La autoridades pueden decir que el derecho de niños con necesidades especiales a recibir educación está resuelto porque existe el PIE, incluso desde el ministerio nos mandaron una lista de los colegios que tienen el programa, pero en la realidad no existe una buena fiscalización y en muchos establecimientos no lo aplican integralmente, o bien están al otro lado de la ciudad a varios kilómetro. 

Nuestra hija quedó en el lugar nº200 app. en un colegio, y en otro en el lugar nº25 de una lista no avanzó. Finalmente, quedó sin educación para entrar a Pre-Kinder, mientras su melliza ingresó a un colegio subvencionado. 

Afortunadamente, Fran no se ha quedado tan atrás en relación a su hermana melliza, gracias a que tiene atención con fonoaudiólogo, terapeuta ocupacional y educadora diferencial, como parte de las terapias de la hospitalización domiciliaria. Por eso, en abril convencimos a las autoridades del colegio de su hermana que la aceptasen, ya que veíamos que ella era perfectamente capaz de realizar las actividades que estaban haciendo en modalidad on-line. Sin embargo, el establecimiento no tiene PIE y Fran es la única alumna con necesidades diferentes, por lo que no sabemos si podrá continuar en modalidad presencial. 

Nos preguntamos por qué Fran no puede ir al colegio que como familia queremos elegir, al que van sus hermanos, por ejemplo. Por qué no incentivar a todos los establecimientos educativos a tener herramientas de inclusión para recibir a cualquier alumno.

Muchas veces las personas con capacidades diferentes tienen tanto o más que entregarnos como sociedad que lo que se les ofrece a ellos. Si queremos vivir de manera inclusiva debemos entender que no basta con educarlos en colegios especiales y después insertarlos en la sociedad mediante oficios, porque ellos pueden mucho más, lo vemos en nuestra hija. Ella baila igual que todos, pero con su ritmo. 

Te invitamos a visibilizar este tema. Si conseguimos 250 apoyos recibiremos una respuesta en esta misma web. Ayúdanos haciendo clic en el botón “apoyar” y difundiendo por una sociedad más inclusiva.