Tengo un pastor alemán, llamado Kinder, que ha sufrido recientemente maltrato por parte de una persona que consideraba mi amiga. Por motivos de salud, dejé a Kinder al cuidado de esta persona por un periodo de 6 meses, que finalmente fue mucho menos.

Se trata supuestamente de una educadora de perros que se ofreció a hacerme este favor por el trato que nos teníamos. Su función era cuidarle y educarle. Propuso no cobrar por ello, pero yo me negué, encargándome de los costes de manutención.

En varias ocasiones le pido que me mande fotos de Kinder, ya que no le veo en los paseos de sociabilización que suele hacer ella con los perros. Después de recibir varias críticas que me tachaban de desconfiada, en la imagen que finalmente me manda Kinder aparece atado. Me dice que toma esta medida por precaución, pero que solo estará así 15 días.

Más tarde e inesperadamente, me informa de que me devuelve el perro porque no lo ha podido educar. Durante ese tiempo ha estado a cargo de su marido, quien por su trabajo no podía estar pendiente de Kinder.

Mi perro regresa en un vehículo no autorizado, en vez de en un transporte acondicionado para animales. Cuando veo a Kinder, este presenta una herida en el cuello (a consecuencia de estar atado y del collar), diarreas, parásitos internos y externos y 10 kilos menos.

Ahora el perro está recuperándose con un buen educador, que se dedica a esto porque verdaderamente, como yo, ama a los animales. 

No permitan que cosas así se vuelvan a repetir. Los animales no se lo merecen.